viernes, 15 de enero de 2010

Traffic Sound, parte de la historia del Rock Peruano



Traffic Sound, los años maravillosos

Por Miguel Sánchez Flores

Blog MP3,Al Máximo de Perú21

Al grito de Yawar Huaca y con quijadas de burro como instrumentos los Traffic Sound firmaron, a fines de los años sesenta y comienzos de los setenta, uno de los momentos más modernos y gloriosos del rock peruano. Su propuesta de avanzada mezclaba el sonido de grupos de esa época con psicodelia y ritmos latinos. Lamentablemente el sueño duró poco tiempo.

Hace casi cuarenta años Traffic Sound escribió uno de los momentos más modernos y memorables del rock peruano. Se despidió tempranamente de los escenarios con un mega concierto en el Teatro Segura junto a la Orquesta Contemporánea de Jaime Delgado Aparicio, uno de los más grandes de la música peruana. Dicen los que estuvieron que el evento terminó con una versión de Mr. Skin de más media hora de duración y con el público enloquecido. Los seguidores no podían creer que la banda rock más consolidada del momento se estuviera retirando en su mejor momento. Quién sabe si fue Velasco quien, en 1971, finalmente convenció a aquellos jóvenes que era mejor ejercer sus respectivas carreras que seguir jugando a los músicos. Lo cierto es que llegado el momento de tomar la decisión de si seguir o no, cinco de los seis integrantes de Traffic Sound (Manuel Sanguinetti, Willy Barclay, Willy Thorne, Luis Nevares y Freddy Rizo Patrón) respondieron que mejor lo dejaban ahí, que se retiraban como los grandes, sin siquiera imaginar que años después, su legado formaría parte de la más atesorada herencia musical de nuestro país.

El único que se quedó (según sus propias declaraciones) fue Jean Pierre Magnet *, famoso saxofonista, formado entre los acordes de la orquesta del Hotel Country Club en donde creció rodeado de música. Se quedó es un decir, pues desanimado por la decisión del grupo estudió Economía un par de años. Pronto se dio cuenta que lo suyo era la música. Viajó a Buenos Aires, Boston y San Francisco donde las influencias del jazz terminaron de convencerlo de su decisión. Magnet volvió al Perú años después, se enamoró, quedó y el resto es bastante conocido. Otro que se "quedó" (por poco tiempo en la música) fue Miguel Ángel Ruiz Orbegozo, más conocido como Zulu *, sí el mismo que salía con Yola Polastri, que si bien no era parte de la formación original, formó parte de la banda en los últimos años, reemplazando a Willy Thorne en el bajo y los teclados). Zulu, cuya vida y obra dan para un post más, dejó un LP homónimo de escucha indispensable. Extrañamente dejó un álbum a medias y se retiró para siempre de la música (él mismo dice asustado del mainstream y de sus consecuencias).

A veces pienso que es como si de pronto una nube de pesimismo se hubiera posado sobre una joven Lima. Una ciudad que hasta entonces transcurría inmersa en una sensación de desasosiego y tranquilidad. Una calma cierta que se detenía en largas caminatas, viajes en tranvía, visitas a la playa y matinales de fines de semana. En qué momento se jodió el rock peruano podría uno preguntarse mientras escucha a todos los grupos de fines de los sesenta. Acaso los chicos simplemente crecieron, la democracia fallida, el discurso nacionalista (o la malinterpretación de esta como dice Gerardo Manuel). O quizá fue la gran resaca de aquel tiempo novedoso de drogas y también de amor y paz en el que Joe Cocker cantaba y emocionaba en ese mitin multitudinario disfrazado de concierto de rock llamado Woodstock. No lo sé. Lo cierto es que la historia dice que de golpe (quizá la palabra no sea gratuita) desapareció la primera escena rock en el Perú y con ello los primeros grupos de rock peruanos.

Algunos distraídos señalan que el rock peruano como tal nació en los ochentas, básicamente por la ausencia de legado y de material sonoro de los sesentas y setentas. De oídas, casi como leyendas, algunos empezamos a escuchar historias de ensueño de nuestros padres y tíos que transcurrían en el Tifany (luego Galaxy) o en los teatros Country o Tauro. Exagerados o no, estos relatos eran de envidia. La primera movida rock en el Perú. Los Shains, Los Yorks, Los Saicos, Los Belkings, Los Steivos, Los Siderals y sobre todo Traffic Sound. Poco a poco se fueron recuperando las grabaciones e incluso se hicieron en el extranjero algunas re-ediciones de material (la de Los Belkings en España por ejemplo). Aquí en Perú, Andrés Tapia y su sello Repsychled lograron lo que parecía imposible: poner al alcance de todos aquellos antiguos álbumes. Luego de años de investigación, cachineo y una labor de arqueología musical en los desaparecidos sellos IEMPSA, MAG y SONORADIO, Andrés pudo hacerse de un catálogo y sacar nuevas ediciones de aquellos grupos de los que sabíamos de oídas. Gracias a ello hemos podido recrear aquellas fiestas matutinas, en donde el grupo como tal era pieza fundamental. Cada barrio tenía su grupo y cada grupo sus fans.

Traffic Sound no fue el primer grupo de rock peruano, pero sin duda se trata del mejor de todos. Su propuesta, profesionalismo y sobre todo su sonido (con múltiples arreglos de vientos y teclados) hacen de ellos un caso de excepción. No solo sus covers son formidables sino sus canciones propias. Prueba mezclar Beach Boys con Air. Prueba mezclar Pink Floyd con Cream. Y además métele quenas, guitarras de palo y quijadas de burro. Quizá es ocioso pero uno no puede dejar de preguntarse qué hubiera pasado si aquellos chicos, que empezaron ensayando en lo que hoy es el Colegio de Abogados de Lima en San Isidro, hubieran seguido haciendo música. Hasta dónde hubieran llegado. Quizá Nevares o Barclay no tuvieran los altos cargos que hoy ostentan o Manuel Sanguinetti no hubiera tenido tiempo para fundar la Radio Doble Nueve (la radio rock de Lima). Se trata, sin duda, de otra pregunta sin respuesta.

La generación de atmósferas, sus arreglos al detalle y un imaginario psicodélico hicieron que los Traffic Sound sean considerados como uno de los grupos abanderados del rock de esta parte. No es casualidad que se trate del primer grupo peruano en hacer giras internacionales (Argentina, Chile, Brasil). Incluso fue el grupo promocional de la naciente empresa de Aviación Brasileña Varig. Fácilmente sus discos podrían firmarse este año, quizá diez años después y seguirán teniendo vigencia. Sus melodías universales, panderetas escondidas y guitarras de palo abundan.

Desde entonces se han reunido poquísimas veces. La histórica vuelta en el Muelle Uno el año 1993. Luego en el hotel Los Delfines, El Dragón de San Bartolo (y creo que también en el Regatas). Todas las veces quise ir, pero algo lo impidió. Sin embargo, no pierdo las esperanzas. Como bien dice Zulu, los Traffic otra vez están completos. Ahora solo falta que saquen un disco. No pido mucho, ¿no?

Discografía:
- A bailar Go Go (1968)
- Virgin (1969)
- Traffic Sound (1970)
- Lux (1971)



Más de Traffic Sound en la página de Zulú

viernes, 8 de enero de 2010

Leo Bacteria del grupo "Pestaña" muestra su colección de Vinilos

El gran Leo Bacteria, vocalista de Pestaña, me abre las puertas de su habitación para mostrarme su valiosa colección de vinilos y contarme su experiencias juveniles con esta emocionante manera de disfrutar la música. La habitación de henry spencer.


martes, 5 de enero de 2010

Una banda de rock a prueba de todo



El retorno de Dolores Delirio
El Comercio
03 de enero de 2010
LA EMBLEMÁTICA AGRUPACIÓN NACIONAL CELEBRA EL REGRESO DE SU VOCALISTA ORIGINAL, RICARDO BRENNEISEN, CON LA PRODUCCIÓN DE UN NUEVO DISCO. INICIARÁ EL AÑO CON UN CONCIERTO QUE SE REALIZARÁ EL SÁBADO 16 DE ENERO EN LA NOCHE DE BARRANCO

Por: Diego Pajares

Pocas agrupaciones dejan una marca tan fuerte en sus seguidores que logran traspasar la barrera del tiempo, a pesar de los desacuerdos y conflictos propios de una banda que busca permanecer vigente en el tiempo.

Los que conocen la trayectoria de Dolores Delirio saben que esta presenta altos y bajos, cambios de vocalista y hasta la lamentable muerte de uno de sus fundadores, el guitarrista Jeffrey Parra. Sin embargo, con el regreso de su cantante original, Ricardo Brenneisen, y el entusiasmo del baterista Josué Vásquez, se inicia una nueva etapa en la historia de esta recordada agrupación nacional. Porque Dolores Delirio tiene para rato, dicen.

Cuando Dolores Delirio tuvo por vocalista a Luis Sanguinetti, hubo un cambio de estilo en su música. ¿Seguirán así con el regreso de Ricardo?
Josué: En ninguno de los procesos de creación de nuestros discos hemos tenido algo preconcebido. Siempre la búsqueda se ha dado paso a paso. La energía del público nos inspira.

Ricardo: Estoy seguro de que va a salir algo bueno y original. Quizá salga un disco minimalista, “power trío” o de repente algo electrónico. No sabemos qué es lo que fluirá esta vez.

¿Cómo se concreta el regreso de Ricardo a la banda?
R.: Fueron una serie de casualidades. A Cómplices Eternos, que era mi banda en ese momento, se le complicó la situación por problemas de horario y ahí quedó. Paralelamente, ocurría algo parecido en Dolores con Lucho (Sanguinetti).

J.: Él tenía otros planes. Nos contó que ya tenía otra banda. Ya quería grabar otra producción, mientras que nosotros teníamos la idea de que “Plástico divino”, el disco que sacamos en el 2008 con él, necesitaba por lo menos dos años de promoción.

R.: En ese momento nos tocó tomarnos un café. Quedamos en que no nos podían pasar los mismos problemas que antes, e hice algunas propuestas.

J.: Estuvimos de acuerdo con que una quinta persona hiciera el trabajo de mánager de la banda, y a partir de ahí empezó esta nueva etapa, ya no solo de cuatro músicos, sino de cinco personas que trabajan en el mismo proyecto.

¿Las cosas con Sanguinetti quedaron en buenos términos?
J.: Simplemente teníamos conceptos distintos. Para nosotros, como para muchas otras bandas, sacar un disco implica mostrarlo y trabajarlo en vivo durante uno, dos o tres años. Él estaba acostumbrado a otro ritmo con Leusemia.

¿Qué harán para unificar las diversas ideas que tienen como grupo?
J.: Nuestra esencia es el estilo que impuso Jeffrey Parra, guitarrista fundador de la banda, que murió en un accidente automovilístico hace años. Él formó el grupo. Dijo que quería que las guitarras sonaran envolventes, densas, que se creara una atmósfera. R.: Lo más importante de él es cuánto ha aportado al sonido del rock nacional. Grabó con nosotros solo dos discos, pero dejó una marca inmensa. Cuando estuve de gira como solista y tocaba las canciones de Jeffrey con otros músicos, era increíble ver la devoción con la que estos tocaban sus composiciones.

¿Cómo fueron los primeros años sin Jeffrey?
R.: Pasamos 11 años buscando un reemplazo. Fue fácil encontrar a un nuevo músico, pero el nexo que unía las diferencias entre nosotros nunca lo encontramos.

¿Cómo proyectan el futuro de Dolores Delirio?
J.: Bueno, ahora la cosa está más ordenada y calmada. Estamos enfocados. Aunque en realidad es la gente la que tiene la culpa de que hayamos regresado. Es increíble que una banda que ha pasado por tantos cambios aún cuente con el soporte del público.

R.: Hay un momento en el que tus propios seguidores no permiten que dejes de formar parte de tu banda. Es algo que sobrepasa la fuerza de voluntad.

¿De qué manera les han hecho saber sus deseos de que continúen haciendo música?
J.: Te paran en galerías Brasil y te preguntan por qué no vuelves a hacer un disco como el “Zero”. Eso es bacán, pero al final uno debe ser sincero con lo que le provoca hacer. No podemos caer en el jueguito de hacer lo que el público nos pide. Eso es de los grupos que buscan conseguir un “hit”. Nosotros preferimos decir a la gente que nos deje pasar por nuestro proceso de concepción.

Es decir, prefieren ser sinceros y originales con su público.
J.: Eso es rock: ser originales. Modestia aparte, el rock ha evolucionado cuando las bandas han tenido ese tipo de actitud. Por lo menos tenemos la tranquilidad de poder hablar de ciertas cosas con las que no nos sentimos conformes aún.

R.: Pero es bueno sentirse inconforme, si no ya no buscas. Esa es una clave: que la gente te mente la madre en los conciertos indica que algo falta; hay que buscarlo.

¿Consideran que hay grupos que solo buscan que la radio programe sus canciones?
J.: Ese es otro tema también. Es interesante y también es una pena. He escuchado decir que el rock nacional se ha estancado, pero creo que sería injusto para las bandas que han surgido en los últimos años. Lo que sí es una realidad es que las bandas aprenden más rápido de márketing que de cuestiones esenciales de convivencia dentro de un grupo. Y eso es clave.

¿Qué proyectos alistan para este año? ¿Cómo afrontarán su nueva etapa?
J.: Empezaremos a componer en enero. Tenemos una idea interesante: ir mostrando avances, lanzando algunos EP con varias portadas, para que los “fans” las tengan todas. Por lo pronto, seguiremos con las presentaciones en vivo.

R.: Creo que el objetivo en esta etapa previa al disco nuevo es remontar de alguna manera lo que dejamos de hacer con la banda. Nos toca decir aquí estamos, a ver: ¿quién ocupó nuestro lugar? No hay nadie.

J.: Lo que haremos es grabar en las pruebas de sonido. Tenemos una persona que se encarga de eso durante nuestros viajes.

R.: Nosotros pensamos que si algo no existe, lo tienes que crear; así de simple. Nadie lo hará por ti. Incluso es así como funcionan nuestra giras. No esperamos que nos llamen; si no nos invitan, nosotros los llamamos. No somos para nada una banda aburguesada.